El rabino Yehuda Zeitlin, uno de los activistas de la comunidad de Jabad en Tucson, Arizona, publicó una columna sobre las difíciles lecciones que aprendió el pueblo judío después de la tragedia del 7 de octubre. Nuestra existencia requiere lucha constante y disposición al sacrificio, hemos aprendido quiénes son nuestros verdaderos amigos, la educación no garantiza cualidades morales.
El rabino Zeitlin recordó que en los últimos años los judíos se han sentido relativamente seguros: han pasado décadas desde la última amenaza existencial y el proceso de normalización de las relaciones con los países árabes vecinos avanza con éxito. Acontecimientos trágicos han demostrado que nuestra existencia no puede darse por sentada. La existencia del pueblo de Israel es un milagro, pero requiere lucha constante y voluntad de sacrificio.
Las situaciones de crisis revelan la verdadera naturaleza de las personas, y las comunidades judías de todo el mundo han experimentado este fenómeno. Tseitlin señala que los judíos perdieron algunos amigos y colegas, pero también encontraron nuevos aliados entre aquellos que expresaron su solidaridad en sus momentos más oscuros.
Antes del ataque de Hamas, la sociedad israelí estaba extremadamente dividida, pero después de la tragedia el pueblo se unió. Sapir Cohen, que pasó 55 días en cautiverio, escuchó de boca de uno de los terroristas: “Cuando los judíos están unidos, son fuertes”. Más de cien judíos permanecen en cautiverio y el dolor de la pérdida y la guerra se ha convertido en parte de la vida cotidiana. Sin embargo, el pueblo judío aprendió a afrontar este dolor y siguió luchando.
El autor de la columna enfatiza que a pesar de los logros académicos, muchas universidades y sus empleados demostraron parcialidad y antisemitismo. Esto le recordó a la comunidad judía que tener títulos no te hace digno. El rabino Zeitlin concluye su columna con un llamado a la introspección y la superación personal. Señala que desde el 7 de octubre los judíos comenzaron a orar más y a participar en la vida de la comunidad. En estas difíciles condiciones, el pueblo judío descubrió nuevas fortalezas y potencial. El rabino Zeitlin concluye sus reflexiones con la esperanza de que el próximo año traiga paz y prosperidad.