Los terroristas que se infiltraron desde Jordania tenían un cortador de metal, con el que cortaron la valla divisoria en la frontera entre Israel y Jordania, pistolas Glock, binoculares, un libro de frases árabe-hebreo y un mapa.
Fueron destruidos a unos tres metros de la frontera con Jordania gracias a la eficacia de los observadores, que advirtieron a tiempo la aproximación de los terroristas y enviaron personal militar para interceptarlos.
La zona fue peinada porque se creía que podría haber un tercer terrorista con los militantes asesinados que logró escapar, pero no se encontraron pruebas de ello.
Las FDI creen que no se trata de soldados jordanos, sino de dos terroristas con uniforme militar. El ejército jordano anunció previamente que no estuvo involucrado en el incidente.