Hora de encender velas y finalizar las vacaciones:

Jerusalén – 17:25, 18:42

Tel-Aviv – 17:25, 18:42

Haifa – 17:33, 18:42

Cerveza Sheva – 17:48, 18:44

Elat – 17:38, 18:43

Antes de encender las velas se rezan las siguientes bendiciones:

1. “Baruj Ata, Adonai Eloeinu melekh aolam, asher kidshanu bemitsvotav vetzivanu leadlik ner shel yom tov” (Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios, Soberano del mundo, que nos santificó con Sus mandamientos y nos ordenó encender la vela navideña).

2. “Baruch Ata, Adonai Eloeinu melekh aolam, sheeheyanu vekiemanu veigianu lazman aze” (Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios, Rey del mundo, que nos diste la vida, nos sustentaste y nos permitiste vivir hasta este tiempo).

Durante la festividad de Sucot, la Torá obliga a los judíos a vivir en chozas (hebreo: sucá). La esencia de la sucá es, como dice en los Proverbios del rey Salomón, “reconócelo en todos tus caminos”. Todas las acciones de un judío, ya sea la oración, el estudio de la Torá o las actividades cotidianas más comunes, están relacionadas con el Todopoderoso. Incluso dormir o comer en la sucá es un cumplimiento de la mitzvá.

Una de las principales leyes de Sucot es el mandamiento de las “cuatro plantas”. Durante las oraciones, levantan un lulav, una rama sin abrir de una palmera datilera, un etrog, una cidra, un adasim, ramitas de mirto fragante y aravot, ramas de sauce, recitando una bendición especial sobre ellos. Estas plantas simbolizan diferentes aspectos de la esencia humana: el gusto y el olfato. El sabor simboliza las virtudes internas asociadas con el estudio de la Torá y el olor simboliza las buenas obras y la observancia de los mandamientos.

Así como un etrog combina sabor y aroma, entre el pueblo judío hay quienes estudian profundamente la Torá y guardan los mandamientos. Así como los dátiles tienen sabor pero no aroma, entre los judíos hay quienes estudian la Torá pero no hacen buenas obras. El mirto, que sólo tiene una fragancia, simboliza a las personas que hacen buenas obras pero no estudian la Torá. Así como el sauce carece de sabor y olor, entre los judíos hay quienes no estudian la Torá y no realizan buenas obras. Por tanto, la esencia de este mandamiento es la unidad de todos los judíos, a pesar de sus diferencias.

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